El papel del
ingeniero en la sociedad, y en su relación con la naturaleza, ha sido un tema
poco estudiado. El análisis de este papel supone encontrar la razón de la existencia de la
tecnología, la precisión de sus alcances,
y la valoración de su
actuación. Esto es, se requieren respuestas a las preguntas: ¿por qué existen
las ingenierías?, ¿cuál es la trascendencia de su actuación?, ¿cuál es la
responsabilidad de los ingenieros por las implicancias de sus obras?
Ninguno de
estos temas constituye preocupación de la enseñanza universitaria de las
diversas ingenierías. Esta falta de atención es un reflejo de la equívoca
percepción que tiene el ingeniero sobre la aparente neutralidad de su trabajo.
En los hechos, los ingenieros son los principales actores en la vinculación del
hombre con una naturaleza a la que busca transformar, pretendiendo que sólo
responde ante quien le encargó el trabajo. Sin embargo, las obras elaboradas
por la ingeniería tienen implicancia en los ámbitos físico, social y económico.
Es más, muchos cambios en el comportamiento de distintas sociedades, incluso en
sus aspectos ideológicos, son explicados tomando en cuenta los avances y las
disponibilidades tecnológicas.
De otro
lado, y felizmente, cierto desarrollo tecnológico está ayudando a reducir
elementos contaminantes. La proporción de minerales en artefactos metálicos es
cada vez menor al encontrarse diseños más livianos. La abundante arena, es la
base para el uso de sílice en conductores, o la propuesta de obtener energía
para automóviles a partir del hidrógeno y el oxígeno.
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